Fui de las que se casaban "para toda la vida", pero cansada de ver pasar hambre a mis dos niñas, me separé de ese hombre que no sólo, no trabajaba también se embriagaba y así creció nuestra familia de tres mosqueteras.
Mis hijas fueron siempre mi prioridad por ello, debí postergar muchas cosas que desee o necesite, entre ellas arreglar mi dentadura.
Un día me decidí y llamé a la caja La Araucana. Descubrí que no sólo me podían apoyar con un crédito sino que además, tenían excelentes convenios con clínicas dentales.
Llamé a la caja y una ejecutiva me orientó y gestionó todo lo que necesitaba para sacar el préstamo. Todo resultó fácil, transparente y rápido.
Hoy me siento fantástica, recuperé mi sonrisa y soy feliz.